Una línea geopolítica llamada frontera delimita dos territorios con diferentes historias, construcciones y situaciones. Algunas de las diferencias generan trayectos transfronterizos de un solo sentido. El deseo de emigrar ejemplifica el viaje sin retorno, el viaje solo de ida. Esta exposición trata de ese deseo, de la esperanza de encontrar o construir un escenario más propicio al otro lado, impulsada por un imaginario tan poderoso para desencadenar un traslado lleno de dificultades. Al otro lado de la frontera espera una imagen construida socialmente y matizada por cada persona. Una imagen alimentada y distorsionada por los medios de comunicación de los territorios no pisados. "Paisajes deseados" explora esta idea, la no correlación entre la representación de la distancia y la vivencia de la proximidad, utilizando como guía al análisis que Walter Benjamin hizo de la relación entre la obra de arte y la tecnología.
Según Benjamin, se debe distinguir la obra única de la serialización que conllevan las formas mecánicas de reproducción. El anhelo con que nuestra mirada ha construido y sacralizado la obra de arte única se refleja aquí como un paisaje no transitable, inaccesible, construible sólo a través de la imaginación, cohesionando los pequeños fragmentos que pueden ser vistos de un paisaje completo. Sólo los elementos reproducibles derivados de estas obras pueden visitarse, transitarse sin barreras.
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